Agrupados entre profesores, directivos, paradocentes y auxiliares de la educación, los funcionarios del establecimiento compartieron sus ideas e interpretaciones de los padecimientos que sufrió Jesús desde su prendimiento hasta su sepultura, pasando por varios momentos icónicos que son cardinales para la cristiandad en general, y para el catolicismo en particular.
La jornada comenzó con el rito de la fracción del pan, que fue compartido entre cada uno de los trabajadores presentes, lo mismo que las uvas destinadas para este propósito que simbolizaron el vino bebido por Cristo y sus más cercanos en la última cena, antes del inicio del calvario.
Posteriormente, la procesión recorrió cada una de las estaciones preparadas por nuestros compañeros de labores, en una instancia sin otro protagonista más que la sabiduría compartida a través de varias reflexiones de lo que vivió nuestro Salvador en sus horas más humanas, y a la vez más divinas de nuestro credo.