A través de una oración comunitaria, celebramos la Resurrección de Cristo con cantos, alegría y por sobre todo, mucho respeto en la observación de los ritos católicos.
Finalmente, las delegadas de pastoral de cada curso fueron las encargadas de recoger un pequeño presente por parte del colegio para ser repartido en la sala de clases: Los acostumbrados huevitos de chocolate.