El día sábado se caracteriza por ser el principal día de esparcimiento en nuestra sociedad.  Adolescentes de distintas realidades abarrotan parques, centros comerciales y esquinas para socializar y distenderse tras una semana rebosante de actividades y presiones que van desde lo académico hasta lo familiar. Mientras la gran mayoría de nuestros jóvenes disfruta de este merecido descanso, hay un grupo de estudiantes de nuestro liceo que decide usar su sábado de otra forma: ayudando a los demás.

Esta es la característica es un de los sellos cardinales del Liceo Sara Blinder. Hablamos de una conexión pastoral con el entorno, que busca aportar desde la humildad a quienes más lo necesitan.
En este caso, se trata del Hospital Roberto del Río, institución con una larga data de conexión con nuestro liceo por medio de nuestra querida hermana Irene Mancilla, que desde hace años que lidera este grupo de acompañamiento espiritual que brinda calor, esperanza y fe, a los pequeños pacientes pediátricos y sus familias.

Ver a un hijo enfermo, o más aún hospitalizado, brinda a los adultos la macabra perspectiva de ver la vida de quienes más aman, amenazada. Esta es sin duda la prueba más difícil a la que se puede ver sometida la experiencia humana, y es este el contexto, en el que se hace precioso el aporte de nuestras estudiantes. Sin experiencia hospitalaria y con mucho aún que aprender en lo académico, las estudiantes del 3°D han realizado un esfuerzo que verdaderamente marca una diferencia en el mundo, ya que si este esfuerzo ha producido cuando menos una sonrisa, el mundo ha cambiado.