Esta iniciativa comenzada el año pasado, busca extender una mano proverbial a aquellas familias que han sufrido de manera especialmente dura en lo material, estos cerca de dos años de pandemia. Para esto, las delegadas de pastoral de cada curso promovieron esta colecta solidaria que además de hacer carne nuestro deber cristiano de ayudar al prójimo, constituye una importante vía para el desarrollo del sentido de comunidad que se refleja en cada aspecto de nuestras prácticas.
La cantidad reunida se unió al aporte realizado por nuestro Centro de Padres y Apoderados, con lo cual se gestionó la compra de estas 60 bolsas con mercadería que constituyen además un símbolo, en una comunidad que nunca es indiferente a las necesidades de las familias que la componen.