Difundir mentiras, publicar comentarios malintencionados e incluso la suplantación de identidad son algunos de los desafíos que las familias y las instituciones educativas deben considerar en un dialogo con nuestras adolescentes que logre protegerlas de estas conductas que pueden tener consecuencias nefastas tanto como para víctimas como para victimarias.
Existen medidas concretas y simples de implementar que pueden hacer una diferencia en esta materia, como por ejemplo nunca compartir información sin verificarla, controlar el lenguaje que usamos y evitar compartir fotografías sin el consentimiento de los involucrados, de manera de generar una cultura que actúe con deferencia hacia las necesidades y sensibilidades de nuestros pares.